jueves, 22 de mayo de 2008

¿La mejor reflex profesional de todos los tiempos?

Me adelanto a la conclusión final diciendo que, para mí, es (o fue) la Canon F1 (modelo antiguo, véase en este blog). Pero antes habría que definir qué consideramos una reflex profesional. Ciñámonos al formato universal, a los 35 milímetros de rigor. Una cámara profesional debería contar con una serie de características que la capacitaran para un uso versatil y todo terreno. Tendría que funcionar, por ejemplo, sin pilas. Resumiendo, he aquí algunas características que definen o deberían definir a este tipo de cámaras. Visores y pantallas de enfoque intercambiables. Dorso intercambiable (requisito para usar magazines de película a granel o un respaldo Polaroid). Capacidad de conectarle un motor de arrastre de más de 3 fotos por segundo (por debajo de esta velocidad hay que hablar de "winder" o bobinador). Palanca de profundidad de campo así como de levantamiento y fijacción del espejo (para evitar su vibración en velocidades muy bajas). Gama de velocidades que vaya, al menos, del segundo completo al 1/1000...

Cuando pensamos en una cámara profesional suele venirnos a la memoria pesos pesados como la Nikon F2 (véase en este blog) o la Canon F1, pero hay un buen montón de cámaras que cumplen las condiciones antedichas, o al menos la mayoría de ellas. Podríamos incluir en este "contest" cámaras como la Pentax LX o la Canon F1 (new), puesto que, pese a recurrir ampliamente a la electrónica permiten un uso manual, mecánico. Y quizá, por diversas razones, habría que añadira la Minolta XK (también conocida como XM y de otras maneras, ver en este blog) pese a ser una cámara electrónica con una única velocidad mecánica.

Creo que la primera cámara reflex de aspiración universal fue la Exakta (véase en este blog) fabricada por Ihagee en Dresden (ciudad que, por cierto, visité en marzo de 2008). La vieja Exakta disponía de visores intercambiables aunque no era motorizable y además tenía refinamientos como una cuchilla para cortar la película ya impresionada (gadget que tiene también la rusa Start (ver) y la italiana Gamma (ver), aunque esta última no es una reflex, sino una cámara de telémetro) y la posibilidad de velocidades lentas, de un segundo a doce segundos, haciendo un uso imaginativo del autodisparador. Esta característica la heredó la Nikon F2 muchos años después. Por no salirnos de Alemania, en los años de la guerra fría allí se fabricaron cámaras profesionales o semiprofesionales como las Praktina (visores intercambiables y un curioso motor a cuerda) o la mítica Pentacón Súper, monstruoso aparato supersofisticado, motorizable y muy avanzado para su época. También la más modesta Praktica VLC (ver), (y algunas exaktas tardías, práctica copia de la... práktica), aparato sencillo pero dotado de visores y pantallas de enfoque intercambiables, aunque no motorizable. Rusia produjo en corto número la ya citada Start, con innegable parecido con las exakta de posguerra, dotada de pentaprimas intercambiable y bayoneta propia para la que únicamente se produjo un solitario aunque excelente objetivo. Por último, siempre al otro lado del Telón de Acero, tenemos las ALMAZ (ver) (102 y 103), copias descaradas de la Nikon F2 aunque con ¡bayoneta Pentax K!, un aparato verdaderamente curioso y semiprofesional (motorizable y, según parece, con la posibilidad de un respaldo fechador).

Surje la duda de si incluir en este apartado de reflex profesionales a las japonesas Miranda (varios modelos, casi siempre bajo el nombre de Sensorex o Sensomat, ver aquí), ya que disponían de visores intercambiables y llegaron a ser conocidas como "la Nikon del pobre", pero cualquiera que haya tenido una en la mano sabrá la razón para no hacerlo.

Me olvidaba de las japonesas Topcon (Super RE y DM, puede verse la primera en este blog), únicas capacez de desbancar a Nikon del podio donde los profesionales de todo el mundo la situaron y escogida por la Marina norteamericana como cámara de reglamento tras un reñido concurso.

La Nikon F2 es, evidentemente, una cámara de cuya dureza y calidad nadie duda, pero en el fondo no es más que una modernización de la todavía más resistente Nikon F (ver, hay dos, con Photomic y prisma), con la cuál más de uno ha presumido de clavar clavos en la pared... En realidad hubiera bastado con diseñar un Photomic más moderno para hacer durar a la vieja Nikon otros veinte años... Porque, en efecto, ¿qué diferencia a ambas cámaras?. La F2 tiene una velocidad más alta 1/2000 y unas cuantas más bajas (obtenidas mediante el uso del autodisparador). Y ahí, practicamente, se acaban las mejoras. El fallo de diseño más grave de la F2 es el uso de un fotómetro situado sobre la pantalla de enfoque. Que en 1971 Nippon Kogaku repitiera el error de 1959 (fecha en la que aparece la mítica Nikon F) parece increíble. Al incluir el fotómetro en un visor especial, el antiestético "Photomic", la cámara queda privada de medida fotométrica al sustituir este por cualquier otro visor. Como quiera que esta es, precisamente, la característica principal de una cámara "profesional", habrá que concluir que el error es garrafal.

¿Cómo solucionaron este problema las otras marcas? Topcon lo hizo ya en 1963 colocando la célula tras un espejo semitraslúcido. Le siguieron Leica (en su Leicaflex II, cámara que no incluimos en este estudio, pese a su alta calidad, por carecer de visores intercambiables), Miranda, Mamiya (ver la MSX 500, que contaba con este refinamiento), Praktica (ver la VLC en esta página)... Canon, en su F1, sin embargo, toma la luz de la propia pantalla de enfoque a través de una célula lateral. En todos estos casos el fotómetro funciona a través del objetivo e independientemente del visor colocado.

Topcon, al menos en su primer modelo (la RE Super), carecía de botón de elevamiento del espejo (MU, Mirror Up, necesaria para fotografías tomadas a muy lenta velocidad: la trepidación del espejo al subir puede arruinar una buena foto) y su velocidad máxima sólo llegaba a 1/1000, carecía de velocidades inferiores al segundo. Tampoco su motor podía pasar de los tres fotogramas por segundo, en lo que resultó pronto superado por Nikon, Canon, etc.

En cuanto a la Canon F1, resulta la cámara perfecta, o por lo menos la más cercana a resultarlo. Tiene todas las características fundamentales a lo que hay que añadir su legendaria dureza y la variedad de objetivos y accesorios. Una única pega: la ausencia de velocidades inferiores a 1 segundo. En eso, y sólo en eso, es superada por las viejas Exaktas y por la Nikon F2.

He dejado para el final una de las cámaras más curiosas de la historia y que no "debería" aparecer en este estudio porque no es una cámara mecánica. Me refiero a la Minolta XK, conocida también como XM y X1, dependiendo del mercado donde fuera comercializada. La XK salió al mercado en 1973 y era ya una cámara electrónica prácticamente equivalente a las reflex profesionales aparecidas diez años después (pienso, sobre todo, en la Nikon F3). Su gama de velocidades iba de los 16 segundos completos a 1/2000. Disponía de visor y pantallas intercambiables si bien hasta los modelos aparecidos tres años después no llegó a ser plenamente motorizable. Disfrutaba de automatismo con prioridad a la apertura (tomando una apertura dada la cámara seleccionaba una velocidad variable. Estas velocidades infinitamente variables podían ser también seleccionadas manualmente). El visor disponía de cortinillas para que la luz que entrara por el ocular no alterara la lectura al colocar la cámara en un trípode. Este refinamiento fue conservado en su lejana heredera, la Maxxum 9.000, también la primera autofocus profesional de la historia y la única (que yo sepa) utilizable sin motor. Otro refinamiento de la XK era un interruptor que se accionaba al sujetar la cámara con la mano derecha, incluso si el fotómetro estaba desconectado. Esta característica fue luego anulada, pero "resucitó" en las autofocus de los años 90. La XK, no obstante, sólo disponía de una velocidad mecánica (1/100) y ello, unido a cuestiones comerciales, hizo que no lograra introducirse en el mundillo profesional. La gama de su fotómetro llegaba a los 6.400 ASA, algo notable entonces y hasta ahora. Que yo recuerde sólo superada por la Canon A1, que llegaba a los 12.800. Sólo hay que cogerla en la mano, sobre todo con el Rokkor 58 F:1,4, para comprender que estamos ante un peso pesado y una cámara mítica. Pero, profesional profesional, la Canon F1. La Nikon F2 es un ejemplo evidente (otros: IBM frente a Mac, VHS frente a Beta) de que no siempre triunfan los mejores. No quiero con eso decir que la Canon no triunfara, pero cualquiera que se haya movido en el mundo de la prensa profesional estará de acuerdo que se veía una Canon por cada 10 Nikon. Me refiero a los años setenta, luego Canon fue sacando pecho.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

No estoy en absoluto de acuerdo con sus aseveraciones acerca del supuesto error cometido en la Nikon F2, la inclusión del fotómetro en el prisma intercambiable al que usted sólo ve inconvenientes, sí tiene, sin embargo, ciertas ventajas: la principal es que con el tiempo pudieron actualizarse los sistemas de medición simplemente cambiando el visor, empezaron con el DP-1 y posteriormente los DP-2, DP-3, DP-11 y DP-12 mejoraron la precisión en la medición y la visualización por LEDs así como la adopción del, por aquel entonces, nuevo sistema Auto-Indexing (AI) para los objetivos de Nikon a partir de 1977. En cambio la Canon F-1 quedó anclada a su fotómetro original de 1971 de aguja analógica y que no pudo ser actualizado hasta el lanzamiento del nuevo cuerpo F-1 (New F-1) diez años después.

También cabe mencionar que aunque el fotómetro es indispensable en un sistema de este calibre, no siempre se utiliza, por ejemplo cuando se usa flash, en estudio o en otras condiciones de luz contralada, en estos casos el sencillo, más ligero y brillante visor DE-1 cumple perfectamente la función.

Siguiendo con los puntos fuertes de la Nikon F2 nos encontramos con su velocidad de sincronización con flash electrónico ligeramente más rápida (1/80) que la de la Canon F-1 (1/60).
Otra característica interesante, aunque poco conocida, de la Nikon F2, y que, de nuevo, carecía la Canon F-1 es el obturador sin pasos (aunque solo a partir de su velocidad de sincronización) pudiendo seleccionar cualquier velocidad intermedia entre las marcadas.

Con todo, mi reseña no pretende ser un ataque a la Canon F-1, nada más lejos de mi intención, pero es de justicia mencionar los puntos fuertes de la Nikon F2 ya que ambos sistemas los tienen y no me atrevería a proclamar como claro vencedor a ninguno de ellos.

Mario dijo...

A pesar de ser un fotógrafo amateur me gusta poder tomar distintas imágenes de los paisajes que veo. Es por eso que creo que las camaras reflex son la mejor opción por su gran calidad e imágenes muy nítidas. Espero poder disfrutar de ver la evolución del desarrollo de la tecnología de cámaras fotográficas