lunes, 29 de septiembre de 2008

La saga de las Pentax

En los años sesenta, justo cuando se impuso Nikon en los ambientes del periodismo gráfico, muchos reporteros del mundo pudieron comprobar lo que suponía llevar colgadas del cuello un par de Nikon F con el jodido Photomic además de 3 o cuatro objetivos (donde no había de faltar, sobre todo para asuntos bélicos un 300mm F:4,5, que él solito pesaba casi un kilo). No es de extrañar que muchos buscaran una alternativa. Entonces no había muchas. Descartada la Leica, que sí era más pequeña y ligera, pero no era reflex (salvo las Leicaflex, pero esa es otra historia), quedaba Minolta (que nunca se ha caracterizado por su minimalismo) y... Pentax. Aunque hoy una vieja Spotmatic pueda parecernos todo menos compacta, comparada con una Nikon F, e incluso con el clásico "segundo cuerpo" de un nikonero, la sufrida Nikkormat, entonces representaba un alivio considerable a la hora de transportar un equipo decente por esos campos y arrozales. Quien haya tenido en sus manos una Spotmatic recordará para siempre la impresión de calidad, de precisión y de estilo que emana de sus líneas casi perfectas. Sobre todo en los primeros modelos, todavía sin la antiestética zapata para flash adherida al pentaprisma. La Spotmatic recibió su nombre de un prototipo nunca producido que usaba una lectura central (spot) y que finalmente se desechó a favor de una promediada, aunque con preponderancia al centro. La primera Spotmatic hera directa heredera de las viejas Pentax de la línea "S", a su vez descendientes de las pioneras Ashaiflex. El interesado podrá contemplar en este blog (si no ahora mismo, en el futuro, cuando tenga tiempo para añadir las fotos), algunas de estas Pentax "S". Sin ánimo de ser exhaustivo (que diría César Vidal en "La linterna"), Tengo dos S1a, una S3 y una SV. Todas ellas son cámaras manuales, sin fotómetro incorporado (aunque podía añadirse uno sobre el pentaprisma, conectado -como los "photomic"- con el dial de velocidades, pero sin lectura a través del objetivo). La S1a es un modelo menor, con la gama develocidades reducida de 1 segundo a 1/500. Pero, curiosamente, hay un espacio entre el 500 y la "T" que corresponde a la velocidad de 1/1000 y funciona como tal. ¿Increíble?, por lo visto una manera de ofrecer un producto un poco más barato, pero usando el mismo obturador. La S1a tiene la misma línea de las primeras Pentax, que no cambiará (evolucionando) hasta la aparición de las Spotmatic. Es una cámara sin misterios ni sofisticaciones pero fiable y segura. La S3 es prácticamente idéntica, salvo por el contador de fotogramas, más arcaico en apariencia que el de su predecesora y por su velocidad máxima de 1/1000 (aunque, como ya hemos dicho...). La SV, sin embargo, añade un gadget bastante corriente en toda cámara que se precie. Me refiero al disparador automático (la "V" alude a esta posición en los obturadores, que señala esta utilidad), aunque el diseñador ha elegido un lugar verdaderamente bizarro para situar el mecanismo. No esperen encontrarlo a la izquierda del objetivo y movilizado por la típica palanquita de marras. De hecho sería algo difícil para un profano encontralo. Es un grueso añillo moleteado que rodea el botón de rebobinado. Se "tensa" girándolo en el sentido de las agujas del reloj y se "dispara" mediante un botón situado a su lado. Recuerda algo a las viejas Exaktas, que tenían el autodisparador a la derecha, pero con un funcionamiento parecido (aunque más sofisticado, pues mediante su uso podían lograrse exposiciones de hasta diez segundos, habilidad que copió Nikon para su F2).
Luego vino la Spotmatic, de la que se construyeron muchas variantes, como la SP500, con la velocidad máxima reducida a este guarismo. La principal característica de la Spotmatic era la lectura a través del objetivo, lo que se conseguía cerrando el objetivo al diafragma de trabajo mediante un cerrojo o palanca situado a la derecha de la montura del objetivo. Una aguja en el visor había de ser centrada moviendo velocidades o diafragmas. El esquema, dentro de su sencillez, se convirtió en un clásico imitado mil veces y nunca mejorado. Tenía sus limitaciones, porque por esos años otras marcas (pienso en Minolta), ya habían solucionado el asunto de transmitir el diafragma de trabajo al fotómetro sin necesidad de cerrarlo. Este era el precio que Pentax tenía que pagar para mantener su fidelidad a la rosca de 42mm conocida por casi todo el mundo como "rosca pentax" (aunque, en puridad, fue impuesta por la Praktica). Quien escogía Pentax lo hacía por tanto, seducido por su estética impecable y por su -relativa- compacidad y ligereza. Sin olvidar la calidad de los objetivos Takumar, pioneros en su multirecubrimiento electrónico. En aquellos tiempos felices el poseedor de una Spotmatic tenía a su disposición no sólo los legendarios Takumar, sino cientos -literalmente- de objetivos de otras marcas niponas y germánicas que usaban todos ellos la misma montura de rosca.
El problema del que hemos hablado, el de transmitir el diafragma al cuerpo, estaba resuelto desde hacía tiempo para las cámaras con bayoneta, pero representaba mucha mayor dificultad para la montura de rosca, pues era difícil que el objetivo quedara siempre en la misma posición al colocarlo. Mamiya resolvió este problema en sus MSX mediante una pequeña leva que "enclavaba". Praktica usó (muy pioneramente) nada menos que contactos eléctricos que transmitían estos valores. Pentax, por su parte, hubo de abordar este reto en su primer modelo semiautomático, la Pentax ES. Se decidió mantener la rosca "pentax" y crear una nueva serie de objetivos dotados de una leva interior que transmitía el diafragma de trabajo al fotómetro. Por lo demás la Pentax ES era una de las primeras cámaras automáticas (con prioridad al diafragma), a la vez que mantenía una gama amplia de velocidades mecánicas (de 1/60 a 1/1000). Para situar la voluminosa batería de 6 voltios hubo que remover el autodisparador. Por fortuna se recuperó este mecanismo en el siguiente modelo, la Pentax ES-II, que usaba baterías de tamaño más razonable. La ES y la ES-II seguían siendo "spotmatics", más sofisticadas, con aditamentos electrónicos, pero con muy pocas diferencias estéticas respecto al arquetipo. Con todo el tiempo de las cámaras con objetivo a rosca llegaba a su fin. Pentax tardó en decidirse, pero finalmente lanzó su propia bayoneta, la "K", que ofreció sin derechos a todos los fabricantes, en la esperanza de que se convirtiera en "universal", como lo había sido la rosca de 42 mm. Algunas marcas aceptaron usarla, como Ricoh, Chinon, Cosina y alguna otra, como la rusa Alma (véase la 103). La línea de cámaras "K" era clara sucesora de las Spotmatic. Por ejemplo la "KM" es prácticamente idéntica a su antecesora, salvo por algunos cambios en el pentaprisma y por unos coquetos rebajes en su parte inferior. El aire de familia se mantiene en la más sofisticada KX, una cámara también mecánica y manual, aunque con algún toque sofisticado como la lectura de los diafragmas a través de una ventanilla "ad-hoc" o su palanca de elevación de espejo. La versión electrónica/automática se llamó K2. Pronto fueron todas catalogadas, sólo sobrevivió (aunque con un gran éxito que ha llegado prácticamente hasta nuestros días), la incombustible K-1000 (una KM sin autodisparador). La decisión de Pentax de abandonar la línea "K" para pasarse a la línea "M" pudo estar provocada por el éxito de mercado de la diminuta Olympus OM-1. Pentax pareció darse cuenta de que su usuario modelo agradecería la compacidad extrema y sacó la que probablemente sea la réflex más pequeña del mercado, la MX (y luego la saga de las ME, automáticas). La MX era una extraña mezcla de tecnología y clasicismo. Usaba como fotómetro una célula de Arseniuro de Galio, cuyos resultados se podían consultar mediante atractivos "leds" que sustituían a las frágiles agujas de antaño. Pero, por todo lo demás, la MX era una Spotmatic reducida por los jíbaros a la mínima expresión. Estetas del diseño industrial han resaltado la elegante austeridad de su flanco derecho (si la tenemos enfrente): apenas veremos un solitario botón de rebobinado... Y basta de Pentax por ahora...